Descubre los mejores viñedos y vinos de banyalbufar
Banyalbufar es uno de esos pueblecitos que parecen detenidos en el tiempo. En una época en la que Mallorca vivía a otro ritmo, y sólo el mar y la tierra marcaban las horas y los días de sus habitantes.
Este pequeño núcleo ubicado entre la Tramontana y el Mediterráneo tiene sus orígenes en la cultura árabe, allá por los siglos X y XI. Banyalbufar significa “Construcción junto al mar”, aunque algunas fuentes la citan como “Viñedos junto al mar”.
La herencia islámica no se queda sólo en la nomenclatura: los muros de contención o bancales, que permitían el cultivo de las tierras, y que eran regadas por un complejo sistema, son la seña de identidad, y muestra de su cultura original.
Malvasía, la uva que casi desaparece
Durante siglos, la uva malvasía creció en estos “jardines colgantes” dando lugar a un vino excelente que pronto tomó fama y popularidad. Sin embargo, en 1891, el parásito de la filoxera casi acabó con todas las vides, que tuvieron que ser sustituidas por tomates y patatas para alimentar a los habitantes del pueblo.
Un siglo más tarde, un grupo de amigos encontró una cepa de malvasía en un huerto particular. La planta estaba maltrecha, así que decidieron mandarla a Italia para recuperarla y, más tarde, devolverla a su tierra de origen.
El hallazgo dio sus frutos, ya que se plantaron más de 250 vides gracias al esfuerzo y a un objetivo claro: hacer renacer, junto con la cepa, los famosos vinos de Banyalbufar.
“Malvasía de Banyalbufar”, el sabor del vino de antaño
Tras los primeros éxitos en el cultivo y producción de vides, y el posterior asentamiento de la marca, se fundó la cooperativa “Malvasía de Banyalbufar”. Era el año 2000 y un grupo de amigos tenía muy claro lo que quería: continuar con la tradición, implicando a todo el pueblo, y dedicando tiempo, pasión, y esfuerzo.
La uva de malvasía se vendimia en distintas épocas del año y da lugar a dos tipos de vino blanco: uno seco que se fermenta en barriles de roble y cuyo sabor es suave, y otro, más dulce y ligero.
Viñas repartidas en diferentes alturas
Cuando el proyecto de recuperación de malvasía inició su andadura, muchos vecinos cedieron sus terrazas para poder convertirlo en una realidad.
La naturaleza de estas terrazas es caprichosa, y por ello las vides están plantadas a diferentes alturas, con lo que maduran a diferente ritmo y permiten que las cosechas sean pequeñas, pero más duraderas.
Las uvas pueden refrigerarse hasta alcanzar la temperatura óptima de prensado, lo que hace que el vino resultante tenga un carácter especial, que recoge el corazón y el alma de la localidad.
Las bodegas de Banyalbufar
Can Pico es una bodega familiar cuyos viñedos están repartidos en cuatro parcelas, en las terrazas frente al mar. Produce unos 5.000 litros de vino de excelente calidad al año, muy especial y muy cuidado.
Las bodegas Son Vives, por su parte, poseen una superficie de 1,5 hectáreas, por supuesto, repartidas en terrazas, en las que hay plantadas más de 4.000 vides de malvasía. Uno de sus atractivos es que conserva la antigua bodega, en la que se cría y envejece el vino en barricas de roble.