Las casas de nieve de la sierra de Tramontana
¿Sabías que en el siglo XVIII se empezaron a tomar los primeros granizados y helados en el verano mallorquín? A principios de ese siglo, un joven empresario llamado Joan de s’Aigo, reclutaba hombres durante el invierno para ir a las montañas de la Tramontana y acumular nieve en bloques, que se conservaba en las cases de neu, o casas de nieve.
Cuando llegaba el verano, ese hielo, perfectamente conservado, se trasladaba a Palma, donde Joan de s’Aigo lo mezclaba con zumo de frutas, consiguiendo así unos deliciosos granizados, y con almendras, para hacer helado.
La historia de las casas de la nieve
Las casas de nieve son construcciones formadas por un camino, una casa y un pozo, paredes y bancales que los nevaters -neveros, en castellano- utilizaban para guardar la nieve que recolectaban en invierno.
Habitualmente estas construcciones consistían en un agujero excavado en el suelo, de forma elíptica o rectangular. El interior del pozo se cubría con una pared de piedra seca, y el suelo se empedraba para mejorar la conservación del frío. Las casas tenían una altura exterior de un metro y medio, y se resguardaban con tejados de carrizo o tejas.
La casa tenía una puerta y dos aberturas laterales para que fuera más sencillo y eficiente meter dentro la nieve
Se sabe que este sistema se utilizaba, al menos, desde el siglo XVI en Mallorca y se siguió usando hasta que aparecieron las primeras fábricas de hielo, aunque muchas de ellas continuaron operativas hasta mediados del siglo XX.
La nieve en Mallorca era un bien escaso y muy apreciado. Se recolectaba con fines hospitalarios o para conservar la comida en las casas, de manera que, cuando nevaba en la sierra de Tramontana, los nevaters debían actuar con mucha rapidez para recoger toda la nieve que fuera posible y almacenarla en la casa de nieve.
Los nevaters iban prensando la nieve, para reducir su tamaño y poder acumular cuanta más mejor, pero también para facilitar la formación de hielo. Posteriormente se cubría con ceniza y carrizo, que favorecían su conservación hasta el verano, cuando se transportaba a las poblaciones para su uso doméstico.
Lugares en los que visitar las casas de nieve
En la actualidad se conservan los restos de más de cuarenta casas de nieve, en diferentes lugares de la sierra de Tramontana.
- -El Puig d’en Galileu, era un antiguo camino que unía Lluc con Sóller. Aquí se puede visitar una casa de nieve. La excursión empieza en Sa Font Coberta, en Lluc, llega hasta les voltes d’en Galileu, que es una subida bastante pronunciada que arriba a Son Macip, donde se encuentra una de las casas de nieve. Media hora después y llegando a un llano, están las Cases de neu d’en Galileu, que han sido restauradas.
- -La casa de nieve de Son Moragues, en Valldemosa, cuenta con un refugio público. Es una excursión sencilla que parte de Son Gual, pasa por la finca, llega hasta el encinar de la coma des Cairats y desemboca en la Font dels Polls y el refugio, que antes era utilizado por los nevaters. Aquí está una de las casas de nieve más famosas de Mallorca.
- -Para llegar al Puig Tomir hay que estar en muy buena forma. Son doce quilómetros de camino que se recorren en cinco horas, eso sí, con muy buenas vistas, y que, al llegar a la cumbre, se descubren los restos de las cases de neu de esta zona.
Si os gusta la naturaleza, descubrir nuevos paisajes, y conocer más sobre la manera de vivir de los mallorquines de antaño, no os podéis perder esta entrada.