Pueblos más bonitos de Mallorca
Mallorca es una especie de paraíso capaz de contentar a todo el mundo: a los amantes del mar, de la montaña, del lujo, de lo mundano, del azul, del verde, del secano, de la costa, de la bicicleta, de la gastronomía y de las postales que te acechan detrás de cada esquina, cada loma o cada cala de azul transparente.
Mallorca es una isla que encierra belleza en todas y cada una de sus comarcas: Palma, Serra de Tramuntana, Raiguer, Pla de Mallorca, Migjorn y el Llevant de la isla.
Seis zonas diferentes, pero con una cosa en común: el encanto mallorquín.
Elegir entre los pueblos más bonitos de la isla es una especie de injusticia que descarta mucha belleza. Pueblos, costumbres, rincones y tradiciones que hacen que Mallorca se acerque de manera escandalosa a ese espacio comúnmente conocido como paraíso.
La Serra de Tramuntana… Valldemossa.
Elegir un pueblo, uno solo, en la Serra de Tramuntana, es como ser capaz de decidir si quieres más a papá o a mamá. Pero, entre todos ellos, con una belleza majestuosa y serena destaca Valldemossa, el pueblo que Chopin y George Sand eligieron para descansar y sanar.
Sus calles empinadas, sus tiestos en las ventanas y sus fachadas de piedra, la Cartuja y los atardeceres de color rojo, la vida de pueblo y el olor del mar y hacen que Valldemossa sea una de las joyas de la corona.
Un pueblo que no deja a nadie indiferente.
El Raiguer… Binissalem.
En un viaje el centro de la isla, es casi inevitable pensar en Binissalem sin sentir que nuestros pies se hunden en kilos y kilos de uva que masajean nuestras palmas.
Binissalem es un pueblo que, unido a una tradición vinícola milenaria, es capaz de convertir la uva y el vino en una fiesta.
Sus vides hablan de historia, de tradición y raíces. Y, sin duda, sus bodegas se han convertido en una parada obligatoria para todo aquel que quiera descubrir los secretos mejor guardados de la isla.
Pla de Mallorca… Costitx.
Su particular tributo a la primavera hace de Costitx un pueblo muy especial.
Flores, colores, maceteros en el alféizar de las ventanas, plantas y un ambiente plenamente primaveral hacen de este pueblo del interior de Mallorca en una especie de escenario de cuento.
Los primeros días de mayo, pasear por Costitx es como pasear por el País de las Maravillas. Las principales calles dan la bienvenida a los visitantes con multitud de detalles y adornos de colores que hacen que se convierta en uno de los pueblos más fotografiados de Mallorca.
Migjorn… Ses Salines.
Su belleza natural, discreta, serena, marinera y salada, hacen de Ses Salinesun pueblo ideal para el descanso, además de ser uno de los lugares más cercanos al cabo de Ses Salines, el punto más al sur de la isla.
Su proximidad a las playas del sur, consideradas por muchos las mejores de la isla, la oferta gastronómica y sus edificios históricos y de arquitectura local hacen de Ses Salines un pueblo que merece la pena ser descubierto.
Llevant… Artà.
En medio de un gran valle y postrada a los pies de una pequeña montaña al noreste de Mallorca surge una pequeña joya, Artà. Un pueblo que late al ritmo de sus orígenes, un pueblo que nace de la combinación de patrimonio, tradición, modernidad y naturaleza.
Una reserva marina, un parque natural o unas cuevas dignas de cuento animado son el reflejo de la historia y la cultura.
Mallorca, tal y como hemos dicho al empezar el artículo, es un paraíso del que se disfruta todo.